Cuando se rompe
mi zona de confort me agarra un mal humor tal que no le desearía soportarlo ni
a mi más vil enemigo (mentira, si lo haría; en realidad es una forma de decir,
para darle énfasis a lo molesta que soy en mis días malos). Es como si la
burbuja de cristal que tenía preparada, perfecta y basada en ilusiones,
estructuras esperanzadoras y expectativas increíblemente altas, se partiera en
mil pedazos y ¡ay, como me hincha las pelotas eso! ¿Por qué esa necesidad de
que todo salga tal y como lo imaginé? Eso es lo que más me jode: me jode que me
joda. Y… ya me enredé. Soy una piba muy así, muy rebuscada en sus
explicaciones. Y es que realmente me cuesta explicar mis pensamientos, mis
sentimientos, porque a veces no tienen un puto sentido. Todavía no
llego a comprenderme totalmente, ya deben de haber visto, tengo mil puntos de
vista diferentes y suelo contradecirme yo misma. Tedioso tener mi cabeza, si.
Pero bueno, ya me fui a la mierda. ¿En qué estaba? Ah, sí, que me jode que me
joda. ¿A qué me refiero con esto? Que yo sé que la vida no se basa en
situaciones planeadas e ideales, que los mejores momentos (y con muchísima
razón) son aquellos que suceden porque tienen qué; esos que no se piensan, que
solo ocurren y en el instante que menos esperabas, te sorprenden. Y de ahí
salen las mejores experiencias, porque una vida planeada no sería una vida en
sí. Okey, yo sé todo eso, sí. Y quiero encariñarme con ese concepto, aprender a
aceptar los improvistos que te propone el destino, adaptarme a los cambios y
respetar el que las cosas no siempre van a salir como a mí me gustaría. Pero no
puedo, ¡la puta madre, que no puedo! Me cuesta casi tanto como jugar bien a la
PlayStation, y mirá la pedazo de comparación que te estoy tirando. Me re contra pudre que algo se gire y
enchastre mis ideas de un principio, y me estanco en mi mala onda, mi cara de
culo, mi negación y eso no me lleva a nada. Solo me quedo así, encabronada,
orgullosa y cabezadura. Porque nooo,
¿cómo soportar que se desvió todo? Nop, yo no tengo por qué hacer eso. Si no va
a ser como a mí se me da la reverenda gana, no lo hago y punto. ¡Si! Esa es la actitud inmadura y
caprichosa que tomo en dicho tipo de ocasiones. Y es tan frustrante... Termino
aburrida o enojada conmigo misma. Porque al ponerme así de insoportable sé que
está mal y me estoy portando como una imbécil, pero sin embargo no me sale
cambiar la cara y mirar el lado positivo de la situación. Será por testaruda,
será por pelotuda, no sé. Pero me harta ser así. Y con eso me refería a que me
jode que me joda. ¿Me habré explicado bien? Yo sé que fácil de entender no soy,
pero créanme que fácil de explicar tampoco. ¿Dicen que necesito un psicólogo,
che?